viernes, 18 de abril de 2014

Veras que todo es mentira

Parece estar socialmente aceptado que los hechos se presenten parcialmente, y podemos entonces tolerar que un diario titule en su tapa que EEUU investiga por sobornos a Das Neves y Bulgheroni, y otro, que la investigación es a De Vido. Un hecho es único, y esconder algo que se sabe o mostrar como cierto algo que no lo es, son formas de mentir. La exaltación del periodista militante, lleva a que la verdad no sea un valor, sino que se valore como sostener la postura del bando de pertenencia, sin importar las evidencias en contra.

El kirchnerismo no es único, recordemos la promesa macrista de construir 10 km de subte por año. Pero es sorprendente su habilidad para hacer creer mentiras, y casi podría decirse que es una suerte. Si Kicillof hubiese reconocido que el gobierno decidió devaluar porque el modelo económico tambalea habría habido caos, violencia en las calles. En lugar de decir la verdad lanzó para los medios, la denuncia que Shell había decidido comprar 1 millón de dólares para importar petróleo y abastecer el mercado interno (no tiene producción propia en el país). Los que compraron la teoría conspiradora no se cuestionaron como duró 11 años un gobierno que es desestabilizado con 1 millón de dólares (0,0002% del PBI). La mentira y la ignorancia general son una bendición para la institucionalidad.

La inflación es la mentira más difundida, y no se reduce únicamente al dibujo de una cifra, que la UBA demostró en un informe de 2010. Quien recibe un aumento, digamos del 10% a comienzos de año, ese mes gana en poder adquisitivo, que se va deteriorando al pasar el tiempo, hasta que recibe su siguiente aumento nominal. A largo plazo el poder adquisitivo dependerá de como evolucionen los precios medios y los salarios individuales, con lo cual existirán años que se gane y años que se pierda, trabajadores que ganen y quienes pierdan. La inflación es entonces un método para disfrazar ajustes sectoriales; se puede dar un aumento nominal que represente una reducción del ingreso real. A largo plazo se pierde noción del poder adquisitivo pasado, y el engaño puede mantenerse. Mantener el tipo de cambio fijo mientras precios y salarios corren carreras afecta los términos de intercambio del turismo y el comercio exterior.

Funcionarios de primera línea salieron durante 7 años a negar lo innegable, y los soldados rasos del modelo se esforzaban en justificar, con dudosos argumentos que iban desde culpar (cuando no) a magnetto por inventar la inflación, a decir que se hacia para pagar menos deuda (veremos que tiene esto de real en otra ocasión), pasando por la bizarra charla de la señora en Harvard, justificó el dibujo del Indec insinuando que EEUU también lo hace (mal de muchos, dicen).

Economistas invitados a programas de televisión se esforzaron en difundir la diferencia entre aumentos  nominales y reales, pero parecería que no llega a todos. Dejaremos para otro momento un análisis de como cambia el ingreso al medirlo en los bienes que pueden adquirirse con el dinero.

Hoy nos ocuparemos del salario mínimo, un favorito del discurso oficial: Chequeado contiene varios de estos discursos, y analiza el efecto de la inflación en 20102011 y 2012. Algo que pasa desapercibido es si puede mejorarse el nivel de vida por decreto.

Para no perdernos en los usos, revisemos como define la real academia la palabra mínimo Límite inferior, o extremo a que se puede reducir algo.

Por deducción lógica, el 100% debería ganar hoy por encima de 3600 pesos. Obviamente no es así. Quien trabaja menos de 48 horas semanales, podría legalmente tener un ingreso menor. La jubilación mínima es menor al salario mínimo, así que, también dentro de la formalidad, 3 de cada 4 jubilados tienen ingresos por debajo del salario mínimo. Hay que incluir además el empleo informal y los beneficiarios de planes sociales sin otro ingreso.

Me sorprendió ver que durante esta última década, y de acuerdo a las cifras oficiales, disminuyó significativamente el porcentaje de población con ingresos mayores al salario mínimo.


El ingreso declarado es mayor en los trimestres 2 y 4, por la incidencia del aguinaldo. Se ve además que los aumentos del SMVM producen inicialmente una disminución de la población con ingresos mayores al SMVM. Sin embargo los valores estuvieron en toda la década kirchnerista muy por por debajo de los infames 90. Entre 1994 y 2001, 80% de la población tenia ingresos superiores al SMVM. Después de la crisis y hasta el año 2005, el porcentaje fue bajando hasta un mínimo de 45%, y en adelante se mantuvo entre 50% y 60%.

Sin olvidar que hubo una mejora desde la crisis, queda claro que mostrar como un logro de la década ganada el aumento del 1700%, es un engaño, no solo por no considerar como aumentaron los precios en ese tiempo, como indican las ya mencionadas notas Chequeado.com, sino que además se trata de un número fijado por decreto que no representa el incremento real de los ingresos del conjunto de la población, y la población con ingresos por debajo del SMVM se duplicó respecto al promedio de los 90.