lunes, 28 de enero de 2013

Democratizar la justicia

Unos días antes del 6 de Diciembre, cuando la Cámara decidió prolongar la cautelar del Grupo Clarin a los artículos 45 y 161 de la Ley de Comunicación Audiovisual, el gobierno empezó a disparar contra el poder judicial, hablando de alzamientos, compra de voluntades, pasado menemista, y otras. Después de la extensión de la medida cautelar que frustró el épico 7D, que habíamos marcado en el calendario, y, especialmente a partir del 12 de Diciembre se profundizó: La cámara de mierda y los fierros judiciales, como más destacados de una serie de ataques por varios frentes, que incluye el avance de proyectos para que los jueces paguen impuesto a las ganancias. El argumento actual del poder judicial es que un impuesto violaría el principio de intangibilidad del salario.

El 12 de Diciembre un tribunal de Tucuman absolvió a todos los acusados por el secuestro de Marita Verón y enseguida todos reaccionamos con indignación ante la falta de un responsable del hecho. Queríamos que la lucha de esa mujer fuese recompensada, y repudiamos que no se haya aclarado nada. Pero, ¿y si ninguno de los acusados la había secuestrado? Es posible, supongo. Y también, como me recuerda un amigo abogado a quién le fascina ponerse en el lugar de los malos, el papel de la justicia es fallar de acuerdo a la ley.

Que los jueces hayan considerado que no había motivos para condenar a ninguno, ni invalida la lucha de esta mujer, que por afuera de la estructura del estado, investigó, presentó pruebas y liberó chicas secuestradas por las redes de trata. Todos los acusados están vinculados de alguna u otra manera con la prostitución, que según la justicia no es ilegal en tanto no sea forzada. Sería interesante indagar un poco más en la definición del "ejercicio voluntario": ¿Cuántas mujeres eligirían la prostitución de haber tenido otra oportunidad en su vida? Seguramente pocas  ¿Cuantos hombres que pagan por sexo les preguntan a las prostitutas si están conformes con su trabajo? Seguramente pocos.

Un juez de la Corte Suprema tenía 6 departamentos donde funcionaban prostíbulos, y me permito dudar de la excusa del desconocimiento. Hay grises que cubren desde encadenar una mujer a una cama, retenerle el documento o pagarle lo mínimo para subsistir. Veo a la prostitución siempre como una forma de abuso. Sin embargo, el juez sigue siéndolo.

Volviendo a la democratización de la justicia, me quedo con las palabras del juez cafisho, que dijo que le parecía sano repensar la justicia, pero que no estaba de acuerdo con la elección de los jueces.

Querer que aparezca el culpable de un delito notorio, lleva muchas veces a acusar a alguien que estaba dando vueltas, con un prontuario que daría a pensar que es culpable, pero que no necesariamente lo sea. Lamentablemente muchas veces se acusa a perejiles, o se arman causas para mostrar eficacia en la lucha del delito, y creo que se potenciaría si se deja en manos de quienes son proclives a agarrar las antorchas y tridentes para atacar al Frankestein de turno, que no es justamente el monstruo de la historia.

Si el poder judicial controla a los otros dos, su composición no puede ser una réplica del voto que compone a los otros dos poderes, porque así no existe un control real. Cuando el kirchnerismo reformó la composición del consejo de la magistratura, le permitió al poder político tener más poder en la decisión sobre los jueces que se nombran y los jueces que se destituyen. El argumento fue el mismo, aumentar la participación de los poderes elegidos por el voto. En un país donde los candidatos son candidatos por ser famosos, y podemos citar como ejemplos a Palito Ortega que fue gobernador de Tucuman y Miguel del Sel casi gobernador de Santa Fe, donde el peso de los nombres es tal que se recurre a las candidaturas testimoniales, el voto no garantiza idoneidad en la función, porque casi nadie identifica más que los primero nombres de una lista. Si los jueces fueran electos, se transformaría al Poder Judicial en otro concurso de popularidad.

Creo que sería justo que los jueces paguen impuesto a las ganancias, pero no como está planteándose, en los términos de un enfrentamiento que comienza con cuestiones populares como que paguen un impuesto o indignarse por un fallo impopular, para esconder el verdadero motivo que es el avance sobre el poder que resta controlar.

Cuándo la Presidenta decidió tomarse tiempo de sus vacaciones en El Calafate para responderle a Darín por dudar del origen de su fortuna (tiempo que no se tomó ante los secuestros de fin de año, que causaron cuatro muertes) la respuesta esencialmente fue una falacia de autoridad: "lo dijo la justicia", esa misma justicia que es imperioso reformar porque los jueces dejan libres a delincuentes. Cuando conviene por otros motivos los jueces son todos malos, cuando resulta favorable, un dudoso fallo judicial es argumento suficiente para que una discusión quede cerrada. La duda de Darin es razonable y está bastante difundida, cualquiera creería que es muy difícil multiplicar por 12 los bienes en menos de 10 años, sin embargo no se respondió el "como", se recurrió a un despliegue de argumentos falaces para rebajarlo revolviéndole los muertos del armario.

Creo que es bueno repensar la forma de organizarnos, la actuación de la justicia, de los medios, de las fuerzas de seguridad. Pero cuando una iniciativa esconde sus verdaderas intenciones, dudo de sus resultados.

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