domingo, 2 de diciembre de 2012

Inteligencia y energía

"nosotros, entre pagar 3.500 millones de dólares de déficit y pagar 3.500 millones de dólares porque el gas se produce aquí, estamos produciendo más servicios en la Argentina, estamos creando más puestos de trabajo! No se trata de una cuestión de… se trata de una cuestión de inteligencia.". Cristina Fernández, conferencia anual de la Unión Industrial Argentina 2012

A confesión de parte relevo de pruebas dicen, y es un logro que al fin hayan reconocido la estupidez de (al menos este aspecto) de la política energética.
  • A partir del 2004 la producción de gas en el país viene cayendo, desde 52385 millones de m3 a 45524 en 2011. O sea casi 7 mil millones de metros cúbicos menos.
  • Al nuevo valor de US$7,5/MMBTU significa 2 mil millones de dólares anuales menos que se produjeron el año pasado en comparación a 2004.
  • En el acumulado del período 2004-2011, respecto a la producción base de 2004 se perdieron en total 21 mil millones de metros cúbicos, que valdrían a la nueva tarifa 5700 millones de dólares.
  • Las exportaciones cayeron 97%, desde 7350 millones de metros cúbicos, a 213 millones. Exportar un recurso natural agotable no es una buena estrategia de largo plazo, pero significó menos entrada de divisas.
  • Lo más significativo es que a partir de 2004 se comenzó a importar gas de Bolivia y desde 2008 gas natural licuado. El precio del gas de Bolivia fue en aumento en los últimos años hasta alcanzar 12/13 dólares el MMBTU, 6 veces más que el precio de boca de pozo en el país. En el caso de los barcos de GNL, la tarifa es aún más cara, entre 15 y 20 dólares en algunos casos.
  • La falta de gas implicó durante los meses de invierno el corte en el suministro a industrias con contratos interrumpibles, estaciones de GNC y el reemplazo del gas por Gas Oil y Fuel Oil para generación eléctrica, combustibles mucho más caros y contaminantes.
  • En 2011 las importaciones de combustibles (gas y líquidos) fueron el 12.7% de las compras al exterior, por 9400 millones de dólares.
Durante 9 años, mientras la producción de gas bajaba y se recurría a importaciones cada vez más costosas mucha gente del sector hablaba de la conveniencia de subir las tarifas pagadas a los productores internos, de manera de aumentar la producción. Tardaron 9 años en darse cuenta, es algo, y De Vido y Cameron ni se inmutaron, como si no tuviesen nada que ver en la caída de la producción gasífera.

Es sorprendente la capacidad del kirchnerismo para reinventar el relato. La capacidad de oratoria de la presidenta es increíble: defiende un aumento del gas, hablando de lo ridículo de la política llevada a cabo por su gobierno y el de su marido, sin que los aplaudidores se inmutaran demasiado.

Revertir esos 9 años de caída de la producción de gas es posible, pero llevará algunos años. El país tiene además de posibles reservas de gas convencionales no desarrolladas, un gran potencial en gas no convencional, en particular el gas de esquisto, que implica desafíos ambientales más complejos que la explotación tradicional. Convienen siempre desarrollar conocimientos sobre la técnica y legislar, antes de largarse a su explotación desinformada.

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