Podemos reconocer que no es algo exclusivo de nuestro fútbol, los hinchas de Palmeiras agredieron a jugadores de su equipo en Ezeiza, después del partido por la Copa Libertadores con Tigre. Pero hay quienes sostienen que la violencia en el fútbol es una exportación Argentina a América Latina, aunque no de las que deberíamos enorgullecernos.
Es difícil creer que puede cambiar la situación puede mejorar si destacados funcionarios declaren su admiración por la pasión de esos "muchachos colgados del para avalanchas". Podría decirse que habló desconociendo la situación, tocando de oído, pero es evidente que hay nexos entre el poder político y las barras, como lo muestra el rol del Cuervo Larroque en el armado de Unidos y Organizados, que adaptó las canciones de San Lorenzo para cantarle al proyecto. A la presidenta la "gusta la gente pasional", como Larroque, ese que le gritó "callate atorranta" a una colega.
Pero no es el único, Sergio Massa es presidente de Tigre, Aníbal Fernández de Quilmes, y Mauricio Macri fue presidente de Boca, y todos aprovecharon el conocimiento de la calle de estos apasionados muchachos. Si la política aprovecha a los violentos cuando les sirve, es poco serio que condenen la violencia.
En ese enfrentamiento con armas de fuego, fuera del estadio, antes del partido con River, 13 personas resultaron heridas, y una de ellas murió unos días después.
Otro enfrentamiento, esta vez entre hinchas de Gimnasia, también fuera de una cancha, y también resultó en un muerto.
Por otra pelea interna, entre hinchas de Boca, se quemaron 3 automóviles. ¿A nadie le llama la atención un enfrentamiento entre hinchas de un mismo club? Me permito discrepar con la exitosa abogada, y arriesgar que estos 3 ejemplos anteriores no se tratan de la pasión por el fútbol, el club o la camiseta.
El mencionado al inicio, ocurrido en la última fecha, también ocurrió fuera del estadio.
En otros casos los incidentes son dentro del estadio, pero los protagonizan las fuerzas de seguridad, como en el partido entre Newell's y Belgrano, donde la policía de Rosario reprimió a hinchas y jugadores visitantes. Los hechos de violencia dentro de los estadios son tan habituales que ocupan apenas el párrafo final en la crónica de un partido dentro del suplemento deportivo.
Mucho dato biométrico, pero todo sigue igual.
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