jueves, 21 de febrero de 2013

Primer aniversario

Escuchaba hoy en Negrópolis a Paolo Menghini, padre de Lucas, la última víctima encontrada después del choque del tren en la estación Once de Septiembre, a casi 1 año del trágico día.
Arrancó haciéndome calentar un boludo de mierda de nombre Jorge, que escribió al programa durante la entrevista, preguntándose retóricamente si los familiares pretendían fusilamientos, afirmando que “los responsables ya están todos adentro”, (cosa que no es cierto, pero aún si lo fuera no devuelve a esas 51 personas a la vida) y acusando a los familiares de politizar el dolor, a lo que Menghini le respondió con una altura que yo no tengo. Escuché toda la entrevista y en ningún momento tuvo argumento de politiquero, se escuchó a un hombre muy centrado, obviamente dolido por haber perdido a su hijo, pero más preocupado por que se encuentre a los responsables y mejorar las condiciones del transporte que por ganar notoriedad.
Lo que sigue ya es de parte mía, parecería que para este tal Jorge, con que estén “todos adentro”, todo queda resuelto, como si no hubiese pasado y de repente todos viajamos seguros. Pero pasó, y, como después del incendio en Cromañon, aparecen respuestas reactivas, ahora se lo ve apareciendo en fotos a Randazzo inaugurando pantallas de plasma o a Macri queriendo hacerles un monumento a las víctimas. Estos son los oportunistas que quieran aprovechar el dolor para su beneficio, y no los familiares, como dijo el pelotudo de Jorge.
Es cierto que el transporte heredado no era el mejor, pero es claro para cualquiera que viaje frecuentemente en tren que el servicio empeoró muchísimo en la última década, en cuanto a frecuencia, estado de los vagones y las vías, limpieza y mantenimiento. Por como muchos funcionarios  se llenaron y se llenan la boca hablando de que en estos años se recuperó el rol del estado en contraposición con los 90, habría que ver para que sirvió ese tan ponderado rol del Estado, y es además llamativo como los funcionarios elegidos para gestionar el transporte se hayan lavado las manos.
El Ministerio de Planificación está a cargo de Julio de Vido desde 2003, es el único Ministro que sobrevivió los 10 años de Kirchnerismo, manejó casi a discreción la plata de los subsidios al tranporte sin preocuparse en lo más mínimo a que se destinaban esos fondos. Lejos de investigar su complicidad con los empresarios que recibían el dinero, sigue en su cargo, aunque para descomprimir la Secretaría de Transporte pasó al Ministerio del Interior, sigue manejando cifras millonarias en otras áreas.
El tema no aparece en el discurso de los funcionarios, que le escapan al tema o le buscan excusas ridículas, y hay varias frases que ponen de manifiesto de que están hechos algunos personajes bastante forros cuando se sacan la careta.
Schiavi, dijo que si el choque hubiese ocurrido un día antes que había sido feriado, no hubiese sido tan grave y que los coches delanteros iban abarrotados por esa costumbre de apiñarse en el primer vagón y eso agravó la tragedia, como si viajar apretados al trabajo fuese una elección de los pasajeros, como si los otros vagones fuesen vacíos, como si el transporte tuviese que funcionar bien los fines de semana cuando va vacío. Cuándo abrió la boca solo habló del maquinista, y no de la dirección de TBA.
Aunque a los Cirigliano se le sacó la concesión, una empresas del grupo sigue encargada de reparar los trenes. Hay que destacar que hay informes de 2005 y 2006 donde se denuncian los contratos de ferrocarriles. Esas denuncias suelen ser desestimadas por apocalípticas.
La Ministra de Seguridad, Garré justificó los 3 días de demora alegando que viajaba en un lugar prohibido,en un burdo intento de responzabilisarlo por el choque o lo poco exhaustiva de la búsqueda hasta ese momento.
Abal Medina, que dijo en desaprensivamente en una aparición en 678 “las vidas que se perdieron se perdieron”, una frase quasi videlista, mostrando cuanto le importan 50 muertos y 700 heridos.
Randazzo que heredo del inútil de De Vido el tranporte y empezó a aprecer en las cámaras, mostrando vagones pintados y pantallas de plasma, demostrando que no entiende nada. El vagón pintado sigue siendo igual de peligroso, con el plasma se sigue viajando mal y se tarda lo mismo.
La Presidenta solo atinó a hablar del tema una semana de la tragedia hace un año, dándole a la justicia 15 días para actuar, como si la gestión fuese responsabilidad de los jueces, y en ese plazo pudiesen resolver la desidia de años, recuperar el transporte público y reconstruir las vidas de los sobrevivientes. y retomó tangencialmente los trenes para reclamar por los grafitis en las estaciones, como si los grafitis hubiesen hecho chocar al tren.
Muestran que no entienden nada, que no pueden gestionar el transporte publico porque no saben lo que es usar el transporte público, tan acostumbrados a sus choferes y su guardaespaldas perdieron contacto con la realidad. Muestran que no tienen la menor empatía, y ante el dolor ajeno buscan excusas para salir bien parados; muestran que no se anticipan, reaccionan ante los problemas, con respuestas que no solucionan nada; y fundamentalmente protegen la estructura de corrupción organizada que mata y solo actúan para la foto cuando ya es tarde.

Y el más reciente, uno de los testigos de la causa, el maquinista Andrada, que manejó el tren que chocó hasta Castelar, fue asesinado por la espalda de 4 balazos y le dejaron 1200 pesos que llevaba con el. Además, durante el velorio, desconocidos entraron a su casa y revolvieron los cajones. El segundo del Ministerio de Seguridad, Sergio Berni declaró que "es sospechoso", algo que podría decir Doña Rosa, pero inaceptable en boca del responsable de la seguridad de todos, tal vez más aún de un testigo de una causa tan delicada, que involucra a tanta gente poderosa. Se destinaron 900 policías a cuidar un acto donde hablaba el Vicepresidente, no sea cosa que alguien lo chifle otra vez, y se deja solo a un testigo, a merced de "asaltantes al voleo", como lo definió un sindicalista (del mismo gremio acusado por el asesinato de Mariano Ferreyra, para situarnos en la clase de gente que opina). Nos acostumbramos a este desfile de patetismo, y hasta alguno lo aplaude y justifica.

Un tren puede descarrilar, un auto puede chocar, un avión puede caer. Pero si la situación se deteriora por complicidad de empresarios y políticos que se quedan mientras el servicio se deteriora, ahi no es un accidente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario